¿Si Rusia no vence a Ucrania seguirá siendo considerada una potencia?

A 26 días del conflicto ruso-ucraniano, la observación estratégica más notable -incluso más que el heroísmo ucraniano- es la terrible actuación de Rusia en el campo de batalla. Es por ello, que los expertos están impactados y afirman que hasta el mismo presidente ruso Vladimir Putin, esperaba un mayor éxito ruso a estas alturas.

Los analistas, manifestaron que la hipótesis de trabajo era que Rusia es una gran potencia capaz de desplegar una fuerza convencional decisiva. Ahora hay rumores de que Rusia está pidiendo ayuda militar a China y reclutando mercenarios de Oriente Medio para luchar en Ucrania.

Es evidente que esta no es la actuación que cabría esperar de una gran potencia. Si Rusia no puede mantener una contingencia cinética de tamaño medio en su propia frontera durante más de tres semanas sin ayuda, entonces Rusia está en serios problemas. Incluso podría ser correcto dejar de llamar a Rusia una gran potencia -su PIB ha sido demasiado pequeño para ese apelativo durante un tiempo- y admitir que ha caído de esa clasificación.

Perdiendo en Ucrania

La pretensión tradicional de Moscú de alcanzar el estatus de gran potencia es obvia. Rusia tiene una gran masa de tierra y una población razonablemente grande y educada. Dispone de una gran base industrial de defensa heredada del periodo soviético. Y también de miles de armas nucleares de la antigua URSS. Durante la última década, el Kremlin se ha embarcado en una modernización militar muy anunciada. El nuevo ejército postsoviético iba a ser más ágil, más rápido, más preciso y más tecnológico que el hinchado Ejército Rojo de antaño. No necesitaría realizar disparos indiscriminados, como hizo en Chechenia, para ganar.

Sorprendentemente, ahora parece posible, que Ucrania, si puede aguantar unas pocas semanas más. Y pueda realmente ganar la guerra al paralizar permanentemente al ejército ruso mientras su economía se derrumba en casa bajo las sanciones.

Las razones son muchas: la corrupción en las adquisiciones, la baja moral de los soldados que no fueron informados de que iban a luchar en una guerra. La planificación de la guerra con suposiciones muy optimistas de que Ucrania capitularía rápidamente. Y el círculo íntimo amiguista de Putin que no está dispuesto a hacer retroceder sus delirios sobre la guerra.

Pero, lo más importante es que, sin una victoria en el campo de batalla en Ucrania, la pretensión de Rusia de alcanzar el estatus de gran potencia dependerá cada vez más de su posesión de muchas armas nucleares.