«Oro de sangre»: Las plantas de cianuración en Venezuela
El régimen de Nicolás Maduro todo lo que ha tocado lo ha destrozado a su paso; una de estas cosas es el impacto de la minería ilegal. Se han generado plantas de cianuración en la Amazonia venezolana teniendo grandes consecuencias ambientales y a las comunidades indígenas.
SOS Orinoco ha investigado en profundidad el auge de este tipo de instalaciones, buscan sacar mayor rentabilidad en la extracción del oro y tener un control. Sin embargo, este proceso va más allá de lo normal; según fuentes entrevistadas por la ONG cuya identidad no será revelada por seguridad.
¿Qué es una planta de cianuración y sus efectos?
El proceso de lixiviación con cianuro de oro permite una recuperación de oro presuntamente sostenible y rentable. La cianuración de oro (también conocida como proceso de cianuro o proceso MacArthur-Forrest ); es una técnica hidrometalurgia para extraer oro de minerales de baja ley; al convertir el oro en un complejo de coordinación soluble en agua. Es el proceso de lixiviación más utilizado para la extracción de oro.
Sus efectos sobre el medio ambiente es controvertido debido a la naturaleza tóxica del cianuro. A pesar de ser empleado en el 90% de la producción de oro.
Aunque las soluciones acuosas de cianuro se degradan rápidamente a la luz del sol; los productos menos tóxicos, como los cianatos y los tiocianatos; pueden persistir durante algunos años. Los famosos desastres han matado a pocas personas: se puede advertir a los humanos que no beban ni se acerquen al agua contaminada; pero los derrames de cianuro pueden tener un efecto devastador en los ríos, a veces matando todo a varios kilómetros río abajo. El cianuro pronto se elimina de los sistemas fluviales y; siempre que los organismos puedan migrar desde áreas no contaminadas río arriba, las áreas afectadas pronto podrán repoblarse.
Oro de sangre, un negocio de años
La organización ya tiene tiempo investigando las diferentes ramificaciones de la minería ilegal, y estas plantas cumplen un papel fundamental; donde implican a Nicolás Maduro y Delcy Rodríguez. «La súbita inversión y la extensa propaganda alrededor de los proyectos de construcción», comentó uno de los investigadores de la ONG. La insistencia de Maduro por «lo que el Gobierno llama el cambio hacia una tecnología ecoamigable»; hizo sospechar sobre estos métodos.
Estos cambios llevan directamente a un beneficio, de otra manera; el cambio repentino es complejo de entender para un gobierno que cada paso es analizado para su conveniencia. Posiblemente, sacar mayor rentabilidad del negocio. Ya que el mercurio era usado desde hace más de 30 años.
De ser cierto, hay datos que no cuadran. El volumen de oro que pasa por las plantas investigadas; y la actividad de las mismas es menor de lo que esperaban los expertos de SOS Orinoco.
La sostenibilidad como excusa
En 2016 Nicolás Maduro, informó que estaría prohibido el uso de mercurio para el proceso de extracción del oro; con la excusa de no dañar el medio ambiente y salvaguardar la seguridad de las personas. Sin embargo, comenzaron a usar cianuro; y según la fuente consultada por la ONG no se estarían tomando las medidas de seguridad necesarias.
No han encontrado «evidencias tangibles» que indiquen que se estarían tomando «las medidas correspondientes, no sólo en el manejo del cianuro dentro del proceso; sino principalmente en la impermeabilización de las lagunas de cola o depósitos donde van a parar los residuos». Explicó la fuente.
«Algunas declaraciones oficiales que apuntan a la subestimación del manejo adecuado de estas lagunas y al ahorro que implica el uso de filtros en el proceso que, aunque contribuyen a disminuir el contenido de cianuro en las colas, en forma alguna lo eliminan»
Pero también dijeron que hay ausencia de programas para el manejo de este elemento, tanto a los trabajadores como a las comunidades; para saber que hacer en un momento dado ocurra alguna catástrofe.
¿Cuál es el fin de estas plantas de cianuración?
Según explica el último informe de SOS Orinoco, uno de los elementos centrales de esta nueva estrategia para el control del oro en Venezuela; es el desarrollo de centros de acopio y procesamiento del material aurífero producido por los pequeños mineros.
El Gobierno venezolano ha vendido la película como el impulso de un cambio tecnológico; que busca sustituir eficazmente el uso del mercurio por el cianuro en los procesos de recuperación de oro. A través de estas nuevas plantas.
Dada la ausencia de una adecuada articulación de estas plantas dentro de la estructura de la actividad minera; los expertos de SOS Orinoco concluyen que la construcción de estas plantas no responde, en manera alguna, a una dinamización de la actividad minera.
«Ha sido pensada y ejecutada para la rápida recuperación del mineral existente en grandes depósitos de arenas de cola previamente tratadas y cuyo único coste es la recolección y el transporte», explicó la fuente.
En definitiva, el objetivo no era otro que el de acceder a una cantidad de oro muy grande sin hacer grandes inversiones. Todo es ganancia. Los beneficiarios son los mismos que se han enriquecido con la parcelación de la Amazonia venezolana; y la promoción de la minería irregular en esta región de incalculable valor medioambiental.
«No hay forma de separar la política minera de poco aliento; del apetitoso dinero fresco que obtienen Maduro y sus jerarcas», señaló el experto de SOS Orinoco.
Es un negocio, donde el gobierno reparte minas a gobernadores y se benefician de ello. Usan estas plantas como instrumentos de control de la actividad minera; para que la mayor distribución esté a manos de Nicolás Maduro.