María Berenice, la monja colombiana que será beatificada

El pasado miércoles, el Vaticano confirmó la noticia a la congregación Hermanitas de la Anunciación y a la comunidad católica del país luego de anunciar que la madre María Berenice Duque Hencker será beatificada por el papa Francisco luego de que reconocieran el milagro que ella le hizo a Sebastián Vásquez Sierra quien sólo tenía 9 años de vida cuando fue diagnosticado con pandisautonomía severa de causa desconocida crónica terminal.

¿Cómo funciona el Vaticano en estos casos?

El Papa autorizó el decreto de beatificación por los hallazgos que tuvo la Congregación para la Causa de los Santos, organismo que estudia los milagros, martirios y virtudes heroicas de los que son candidatos para ser santos en los diferentes países del mundo.

El caso de la madre María Berenice Duque Hencker se encuentra en observación en el Vaticano desde el 2016, pero antes de hablar de su beatificación a la monja, debían demostrar su actuación en vida conforme a las virtudes heroicas cristianas.

Fue en febrero de 2019 cuando el papa firmó el decreto que certificaba que ella si hizo el milagro y actuó de esa manera y es que el Vaticano le reconoció a la madre María Berenice su obra al servicio de los más pobres, los niños, niñas, jóvenes y mujeres y la fundación de las Hermanitas de la Anunciación, que tiene presencia ahora en 15 países.

¿Quién fue la madre María Berenice?

Su nombre secular fue Ana Julia Duque Hencker y nació en Salamina, Caldas, Colombia, el 14 de agosto de 1898. Murió en Medellín, Antioquia, el 25 de julio de 1993.

La madre María Berenice provenía de una familia numerosa y es que tenía 18 hermanos, su padre, Antonio Duque, era colombiano y su madre, Berenice Hencker, alemana, ambos trabajaban en la zona minera de Caldas en la época.

Un familiar de la madre María Berenice, Fernando Macías, aseguró que “desde muy niña se dedicó a labores que tenían que ver con la promoción de las clases más bajas de la sociedad”.

A los 14 años ella fue desahuciada de una enfermedad que no tenía, según los médicos de ese entonces, curación alguna. 

Una vida religiosa desde 1917

Fue en el año 1917 cuando la madre María Berenice decidió ingresar a la vida religiosa en el noviciado de las Hermanas Dominicas de la Presentación, allí recibió su nombre.

Luego de realizar varios apostolados en Cundinamarca, Caldas y Antioquia, la hermana fundó en el año 1943 la Congregación Hermanitas de La Anunciación en Medellín, en ese momento comenzó su obra con los más necesitados.

Una de sus compañeras, la madre Luz Ofelia Herrón, la recuerda como:

Una mujer contemplativa, pero una mujer muy activa y muy cercana a las personas para resolverles sus problemas, ayudarles, compartir con ellas y enseñarles a Dios. 

¿Cuál fue el milagro que hizo? 

En ese momento Sebastián Vásquez Cierra tenía 9 años, ahora tiene 34, y asegura que recibió un milagro de la hermana María Berenice en Caldas, Antioquia. Todo ocurrió cuando era un niño y tuvo su primer acercamiento con ella a través de la oración, la cual se convirtió en su salvación.

Desde muy pequeño, Sebastián fue diagnosticado con pandisautonomía severa de causa desconocida, crónica, terminal y miopática, por eso, los médicos le dieron sólo tres meses de vida.

Me dijeron: ‘Sebastián, te queremos mucho, te deseamos lo mejor, recuerda que las puertas del hospital están abiertas, de nuestras vidas, de nuestros corazones’

Ese diagnostico le obligaba a estar en una silla de ruedas y por eso Sebastián comenzó una conversación permanente a través de la oración con la hermana María Berenice desde su casa en el municipio de Caldas.

Sobre el momento cuando la madre María Berenice comenzó a hacerle el milagro, dijo:

Me dirigí hacia mi cuarto y cuando llegué a mi cuarto no sé por qué sentí un frío que me envolvió. 

Además, agregó que recordó que tenía toda su vida en una silla de ruedas y que no podría caminar.

Me acordé de que tenía esta oracioncita y el vitralito y ya llevaba más de 9 años en la cama y en una silla de ruedas y no iba a volver a caminar. 

Pero, en ese momento sintió dos rayos de luz que lo iluminaron.

Con mis ojos cerrados le dije: ‘Señor, si es tu voluntad, dale vida a mis piernas y salud a mi cuerpo, y si no, déjame aquí, así como estoy, que hasta el momento he sido muy feliz y lo seguiré siendo’. Y mientras decía esto, sin darme cuenta, di cuatro pasos hacia mi papá, nos abrazamos, y caímos los dos al suelo arrodillados llorando. 

Es importante mencionar que los médicos no encuentran una explicación a su repentina recuperación, pero logró caminar de nuevo.