Los muertos no tienen doliente: cementerios de Aragua en ruinas

Los cementerios de Venezuela están en crisis no importa si es privado y costoso o público y «económico», a todos les ha llegado la crisis del vandalismo como ocurre en los camposantos del estado Aragua.

Los familiares de los difuntos procedentes del estado Aragua, deben recorrer un calvario para encontrarles un lugar digno y al menos una última morada a sus seres queridos.

Sin embargo los dos únicos cementerios de la ciudad colapsaron, mientras un crematorio construido hace más de una década no tiene permisología para funcionar. La Primavera y El Metropolitano, pero en ninguno se puede enterrar a un muerto.

La Primavera

Que data de 1915 fue clausurado hace varios años y en ese tiempo los cientos de tumbas y mausoleos han sido objeto de vandalismo y profanación.

El cementerio La Primavera forma parte del Registro General del Patrimonio Cultural Venezolano realizado por el Instituto del Patrimonio Cultural. Pero esto sólo quedó como recuerdo porque los panteones están desmantelados y deteriorados.

El cementerio Metropolitano, ya no cuenta con espacio físico para nuevas fosas. De allí que muchos de los cadáveres deban ser trasladados a cementerios cercanos, aunque sin garantía de encontrar fosas disponibles. Incluso, los sepultureros exigen que para enterrar en un cementerio fuera de la jurisdicción del municipio Girardot, el certificado de defunción debe señalar que el difunto vivía en esa localidad, explica la corresponsalía de Aragua en Crónica Uno.

En dado caso de encontrar una fosa, los costos de los servicios funerarios son inaccesibles. Muchas familias optan por endeudarse o vender bienes para obtener dinero que les permita cubrir los gastos fúnebres. En los últimos meses, se han hecho públicos los entierros en los patios de las casas, porque las familias no cuentan ni siquiera para comprar una urna de cartón.

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Delincuencia, profanación y desidia

Testigos aseguran que en el camposanto se ve de todo al caminar, y que en el sitio se pueden observar las batas de las personas encargadas de enterrar a los pacientes que fallecieron a causa del COVID-19, sin ninguna protección de bioseguridad.

Los ciudadanos han denunciado que no pueden ir al sitio a visitar las tumbas debido a que en la zona impera la delincuencia.

Además, los vecinos del cementerio aseguran que prevalecen las tumbas profanadas, las placas robadas y hasta huesos como escombros.

Antisociales tienen el poder

Quienes tienen a sus familiares en estos cementerios necesitan según testigos pedir permiso y pagar vacunas a pranes de la zona para poder visitar a sus seres queridos o adquirir algún servicio fúnebre.

Otros aseguran que los pagos en el camposanto son en divisas y monto impagables.