“Los autoritarismos son muy semejantes, no importa el color que tengan”
El recrudecimiento de las acciones belicistas por parte de Rusia hacia Ucrania no se han hecho esperar, pese a las advertencias que diversas naciones hicieron a la administración de Vladimir Putin sobre las serias consecuencias que habría al invadir territorio ucraniano.
Según reportes de inteligencia occidentales, las fuerzas ucranianas han plantado cara con determinación a las invasoras, aunque Putin solo ha desplegado hasta el momento cerca del 30% de los soldados que reunió alrededor de las fronteras, según reportes de la BBC Mundo.
Pese a ello, las implicaciones y los efectos geopolíticos no paran alrededor del mundo, con respuestas de los mercados, jefes de Estado, líderes religiosos, en donde nuevamente se rompe el orden institucional y se prepara el terreno para una guerra que el mundo no creyó que vendría.
“Lo más evidente es que golpea duramente el orden internacional vigente. Lo vuelve prácticamente inútil. ¿Para qué acuerdos de fronteras? ¿Para qué límites? Cuando el poderoso puede agarrar los tanques. Es una violación absoluta del derecho internacional público, del orden liberal”, detalla el profesor universitario e internacionalista, Felix Arellano.
“Vladimir Putin amenazó y cumplió. Ahora vuelve a decir que está dispuesto a negociar pero la verdad es que quiere que le firmen un cheque en blanco. No debemos olvidar que a occidente le ha pedido lo mismo. Eso no es una negociación, eso no es más que una burla. De tal manera, que la situación es muy lamentable para el futuro de los valores occidentales”.
Lenta respuesta
Explica que Ucrania pidió la ayuda a las naciones que se manifestaron en respaldo, pero que la acción internacional estuvo por lo lejos “indiferente”.
“Bastante que estaba clara la invasión, y hubo indiferencia o por lo menos no hubo acción por parte de los países que apoyaban la posición de Ucrania frente a Rusia. Yo entiendo las razones de no querer escalar a una guerra de mayores proporciones, pero poner tanques en la frontera ucraniana pudiera haber limitado que otros tanques entraran, dado que Putin está dando la señales de negociación pero con sus tanques de guerra desplegados en las calles. Quizá esa situación obligue a occidente a poner los suyos en la calle también”.
Señaló que la presencia solo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) sobre los países de Europa del Este es para Rusia una provocación enorme.
“La prudencia de occidente tiene lógica pero tiene también consecuencias muy delicadas. Particularmente, graves para el pueblo de Ucrania y con repercusiones directas para el futuro de occidente. Rusia es un país deficiente, desorganizado, no competitivo. Con este aumento en los precios del petróleo va a ser más rentable el uso de energías alternativas, que es uno de los temas centrales de la humanidad en estos días. Así que ser un país rico en petróleo puede llevar a un futuro incierto si no sabes administrar bien los recursos, y sembrar bien el petróleo. Como ejemplo la debacle económica de Venezuela”.
Aliados estratégicos y políticos
Detalla que Rusia mantiene a sus aliados políticos en una misma línea y discurso considerando la acción bélica como un triunfo pese a que la mayoría de los países democráticos la rechazan.
“En principio, Venezuela apoya a Rusia ideológicamente y estratégicamente hablando. Se supone que Putin logró el objetivo, aunque sea lo que muchos llaman como un triunfo pírrico; porque está perdiendo credibilidad, confianza, y logrando un enorme rechazo mundial”.
“Los aliados de Putin se deberían sentir en principio empoderados, soberbios; el poder se impone. Rusia está dando la pauta de que quiere una nueva guerra fría. Debería América Latina rechazar contundentemente lo que está ocurriendo, pero vergonzosamente ha hecho lo contrario”.
“Los autoritarismos son muy semejantes”
Destaca la respuesta dada por gobiernos, incluso de derecha, como el liderado por Jair Bolsonaro, apoyando las decisiones de Putin en consonancia con otros líderes de la izquierda latinoamericana.
“La respuesta de Brasil y otras naciones deja en evidencia que los autoritarismos son muy semejantes, no importa el color que tengan. Tienen prácticas muy comunes, coinciden en muchos elementos. Sean rojos o azules el autoritarismo en el fondo es muy parecido. Entonces, Bolsonaro, también está celebrando que Putin se fortalezca. De la misma forma como lo hacen Ortega, Díaz Canel, Maduro, entre otros”.
“Ese rechazo al orden internacional liberal, el rechazo a los controles, la guerra híbrida, todos esos son factores comunes en los autoritarismos; independientemente del color que tengan”.
Calificó como lamentable que América Latina está cayendo “en ese juego de tramposos y anacrónicos que solo genera pobreza”.
“En su discurso Putin habla de los “derechos históricos”, argumento que es absolutamente absurdo y anacrónico que solo busca justificar lo injustificable, y que lamentablemente tiene público en Rusia. Emulando a los tiempos de gloria y grandeza muy terrófaga, porque usted puede ser dueño de todo el planeta y no tener como administrarlo y cómo manejarlo. Un rico con mucha tierra pero pobre en capacidad y competitividad”.
Cultura imperial y expansionista
Por su parte, el analista internacional, Alejandro Linares, destacó que si bien Rusia nunca ha aceptado por completo la independencia de Ucrania y mantiene su “cultura imperial y expansionista” su intervención militar va más allá de ese hecho.
“La primera razón estratégica de la invasión tiene que ver con el hecho que el 85 % del gas que se produce en Rusia es exportado a Europa. Buena parte de ese gas circula a través de gasoductos que pasan por territorio ucraniano. Además, existía la posibilidad de que Ucrania se anexara como miembro pleno de la OTAN, si eso sucedía, la organización iba a tener el pleno derecho de desplegar tropas y armas convencionales, representando una amenaza para Rusia. A la luz de los acontecimientos recientes parece estar descartado ese escenario, y evitar que occidente tuviera presencia en territorio ucraniano”.
Advierte que las naciones occidentales (Estados Unidos, Francia, Alemania) no están dispuestas a ir a una guerra, y mucho menos a una situación que pudiera ser de escala global y de dimensiones nucleares.
“Es por esa razón que las naciones representadas por la OTAN han preferido no intervenir militarmente en Ucrania para evitar la confrontación con Rusia. Lo que sí es posible es que se recrudezcan las sanciones económicas y comerciales impuestas por la Unión Europea y EE.UU.; y que naciones aliadas van a empezar a establecer sus propias sanciones así como declaraciones de rechazo ante las acciones bélicas rusas”.
Destaca que si bien Ucrania tiene su ejército sus capacidades no se equiparan a las de Rusia.
“Si fuese así, Putin se lo hubiese pensado dos veces antes de emprender una acción militar. Pero como la realidad es distinta es difícil que Ucrania pueda hacerle frente por sí sola”.
Coincide que Gobiernos con poco respeto por la democracia, por los Derechos Humanos, por valores como la libertad y la paz son los que están apoyando a Rusia en esta acción militar en contra de Ucrania.
¿Negociación?
Si bien Putin ha dicho que tiene intenciones de sentarse en la mesa con Zelenski, para Linares lo único que estaría dispuesto a negociar Rusia serían los términos de la “rendición ucraniana, no otra cosa”.
“Descarto que Rusia se eche hacia atrás y a replegar o que vaya a abandonar a Ucrania así no más. Podría hacerlo si se le pone sobre la mesa una oferta muy superior, pero de lo contrario no va ser así”.
Insiste que ante la posibilidad que ha dado Letonia de instaurar un gobierno ucraniano en el exilio, este tendría pocos efectos reales.
“El establecimiento de un gobierno ucraniano en el exilio es factible, pero aunque se instale con Zelenski como presidente, en Ucrania muy seguramente se va a instaurar un régimen proclive a Rusia, y quien tendrá el poder en ese país será ese gobierno proclive a Rusia. Establecer un gobierno en el exilio realmente en la práctica no generaría grandes efectos”.
«Proyecto de destruir occidente»
Por su parte, el abogado y experto en resolución de conflictos, Andrés Mezgravis, asegura que el plan de Putin siempre ha sido “destruir occidente”.
“El accionar de Putin está enmarcado en el proyecto de destruir Occidente. Ucrania desde hace un siglo ha representado un territorio estratégico para el expansionismo del comunismo. Ucrania logró su independencia de Rusia en 1918, y el ejército rojo se la arrebató en 1920. Volvió a conquistar su libertad del comunismo en 1991, y ahora vuelve a ser objeto de una vil y criminal invasión. Afirmar que Ucrania le fue “amputada a Rusia”, y calificar de “crisis” o »guerra” una vil y criminal invasión, es contribuir con la propaganda rusa”.
Destaca que pese a que los eventos están en pleno desarrollo, el acuerdo negociado puede darse.
“Un acuerdo negociado puede ser alcanzado, incluso con criminales, siempre que puedas demostrar la posibilidad de ejecutar alguna alternativa fuera de la negociación que pudiera hacerle tanto daño a la contraparte que esta comienza a ver muy atractivo y beneficioso el acuerdo negociado. Hasta ahora las sanciones no han logrado ese objetivo”.
Cambio de objetivos
Insiste que la reacción del pueblo ruso en contra del accionar militar de Putin, pudiera tambalear los objetivos del Kremlin.
“He visto en las RRSS a mucha gente en Rusia salir a las calles a protestar contra la invasión. Eso es algo inédito. En caso de intensificarse esas protestas de la gente rusa buena, podría ser un factor inesperado por Putin, que podría hacer tambalear sus objetivos”.