¿Hacer dieta engorda?
Muchas veces el problema de la dieta es que, al abandonarla, sufrimos el temido efecto rebote. Es importante que aprendamos a comer de forma sana y que lo convirtamos en un hábito.
Para algunos es una pregunta, para otros una afirmación. Seguir una dieta o un plan alimentario quizás no sea lo que necesitas para bajar de peso.
¿Quieres saber si hacer dieta engorda?
¿Te gustaría desvelar el misterio de por qué es posible no lograr perder ni un gramo aunque sólo comas ensalada? En este artículo te lo contamos.
La idea es comer intuitivamente y no seguir planes generales que nada tienen que ver con los hábitos o incluso con la personalidad. Esto significa alimentarnos según lo que en ese momento nos apetezca y lo que el cuerpo necesita. Pero atención, ya que el problema puede residir en «darnos demasiados gustos» y comer en exceso. Por ello consumir de manera objetiva y «pensada» es mejor que subjetiva y anímicamente.
Comer por aburrimiento, ansiedad o tristeza no es lo que pide el organismo sino nuestras emociones. Entonces es más probable que nos terminemos un paquete entero de papas fritas o de galletas y no que comamos un puñado y sigamos con nuestras actividades.
La mala alimentación es la causa del sobrepeso y de la obesidad. Lo que cuenta no es tanto la cantidad sino la calidad de lo que ingerimos. Algunos productos como los azúcares simples han demostrado incrementar el riesgo de desarrollar dicha situación.
En la actualidad comemos regidos por las emociones y así es como surgen los trastornos alimentarios o las subidas de peso.
Hacer dieta no necesariamente nos ayuda a perder peso
Cada vez salen más dietas «milagrosas» que nos prometen bajar una cierta cantidad de kilos en cuestión de semanas haciendo muchos sacrificios.
La dieta de la luna, la dieta de la naranja, la dieta paleolítica… Todas son opciones extremas donde no se tienen en cuenta las necesidades fisiológicas ni mucho menos personales.
Hay más posibilidad de volver a engordar al dejar la dieta que de mantenerse en el peso ideal y también es muy común abandonar los planes dietéticos al poco tiempo de comenzar.
La constancia es condición sine qua non para que una dieta sea eficaz, pero el problema reside en que no podemos pasarnos un año comiendo ensalada de lechuga y apio todos los días. Algunos protocolos restrictivos funcionan, como es el caso de los ayunos intermitentes. Existen evidencias acerca de su eficacia, aunque la mayor parte de los métodos que exigen limitar el consumo de alimentos terminan fracasando porque no son sostenibles.
Además, cuando privamos a nuestro cuerpo de la cantidad de calorías que necesita, el cerebro lo interpreta como una señal de peligro. De esta manera le da la señal al organismo de guardar reservas para el futuro (y no de quemarlas como se cree) y funcionar en «modo ahorro de energía».