Hablan los coyotes: Esto cuesta cruzar un migrante a Estados Unidos
Ciudad de México (México).- El objetivo del viaje, el origen del migrante, los lugares a donde quiere llegar y hasta el tamaño del grupo; son solo algunos de los factores que impactan en el precio de la travesía hecha por millones de personas en el mundo para cruzar irregularmente hasta Estados Unidos por la frontera sur.
Solamente en 2021 más de 1 millón 800 mil personas cruzaron la frontera desde México, aseguró la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP).
Una cifra sin precedentes para el siglo XXI que atrajo personas de todas las latitudes.
No obstante, no todos pagaron el mismo precio para llegar a su tierra prometida, ni corrieron los mismos riesgos.
Como toda actividad económica el factor riesgo es el que más encarece un servicio y los traficantes de migrantes lo saben.
Sus previsiones y logística para evadir posibles inconvenientes e imprevistos resultan de una suma de variables que incrementan los precios en un negocio ilegal donde nada está garantizado.
Cada traficante ofrece modos particulares de cruzar, mientras todo migrante busca alcanzar metas diferentes al atravesar esa frontera de 3 mil 152 kilómetros con diversos modos de vigilancia y realidades geográficas.
En exclusiva para Cima 360 contactamos a más de media docena de coyotes o polleros -como se les suele decir en México- para comprender cómo desarrollan sus actividades; cómo han fluctuado sus precios y cuáles son los elementos que toman en cuenta para fijar las tarifas de sus cruces.
Cruzar para esconderlos
Si una persona desea cruzar hacia Estados Unidos para vivir sin papeles, ocultándose de las autoridades, el costo del viaje es mayor. Los traficantes consultados lo afirman porque hay que esconder a la persona hasta su sitio de destino.
Ello sucede por tomar las rutas más ocultas y riesgosas, pero menos evidentes para las autoridades estadounidenses.
La mayor parte de los migrantes de Centroamérica y México no buscan entregarse a las autoridades, ni tienen fe en sumarse a un incierto proceso de regularización a corto o mediano plazo.
Estos migrantes valoran más tener amigos o familiares en Estados Unidos y la necesidad de buscar trabajo para una vida digna, que los «papeles».
Si es un ciudadano del Triángulo Norte (compuesto por Guatemala, El Salvador y Honduras) cruzar por California o el desierto de Arizona -sitios complicados para las autoridades, pero también peligrosos- promedia $10 mil por pareja o familia (de dos o tres integrantes).
Para un solo individuo, los costos pueden pasar desde los $3 mil hasta los $10 mil.
Atravesar su propio país no implica que los precios disminuyan para un mexicano, el coste apenas puede dar una disminución de unos; $3 mil o $2 mil por individuo y para cruzar por las mismas zonas que los centroamericanos.
Tras la decisión de pasar por peligrosos desiertos, montañas y balsas se encuentra el enfoque de la política americana hacia los ciudadanos de cada país.
Un estudio de la Transactional Records Access Clearinghouse (TRAC) de la Universidad de Siracusa, presentado en 2018; expuso que casi el 90% de las peticiones de asilo hechas por mexicanos eran rechazadas.
Le seguían casi en la misma cantidad las peticiones de haitianos y con casi el 80% de rechazos estaban los ciudadanos del Triángulo Norte.
Cruzar por la frontera a estas personas implica que cuando ya pisan el territorio estadounidense se les deje en un lugar seguro.
Para ello se suele emplear un vehículo, apodado «raidero», que los traslade hasta donde quieran llegar en Estados Unidos.
La idea es que se mantengan ocultos durante todo el viaje. Sobre todo mientras se mantenga en vigencia el Título 42 que da a las autoridades la potestad de expulsar inmediatamente -por motivos de la pandemia- a los migrantes que ingresan por la frontera.
La medida que se espera sea levantada el 23 de mayo de 2022, ni siquiera da la oportunidad de solicitar ningún estatus migratorio; ya que no «rechaza» al migrante, sino que simplemente le expulsa – muchas veces en cuestión de horas-.
Quizás el mejor ejemplo de ello ocurrió en septiembre del año 2021 cuando 10 mil migrantes, mayoritariamente de Haití; llegaron desde Ciudad Acuña, Coahuila, a la ciudad fronteriza de Del Río, Texas.
Con el uso de Título 42 -de la administración Trump- unos 8 mil fueron devueltos a Puerto Príncipe, Haití; sin dejarlos solicitar ningún estatus.
Human Rights Watch aseguró que hasta octubre de 2021 unas 7 mil 647 personas, quienes sufrieron violencia o secuestros en su espera en México o trayecto; fueron expulsadas bajo el Título 42 desde que el presidente Joe Biden asumió el cargo.
Los migrantes que saben corren el peligro de no ser aceptados, son a la vez quiénes están dispuestos a enfrentar más riesgos.
Por tanto suelen ser víctimas de secuestros, esclavitud, abuso sexual; y hasta los utilizan para trasladar drogas porque las rutas más complicadas suelen ser las preferidas por los cárteles del narcotráfico.
-Personas de países no americanos también tienen que pagar costos más altos, los coyotes consultados; aseguran que en el caso de personas que vienen de países africanos, árabes o asiáticos los cruces superan fácilmente los $10 mil por persona.
No importa si su objetivo es entregarse o no al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE).
Ser detenido con un ciudadano de estos países puede traer el riesgo de ser involucrado en actividades terroristas, además de que son personas «más fáciles de detener»; por su lengua y apariencia, argumentó uno de los coyotes consultados.
Cruzar para entregarse
Hay un reducido grupo de nacionalidades para las cuales los costes de cruzar desde México no son tan altos para sus ciudadanos. Esto se debe a que la situación de sus países, es evidentemente caótica y saben que pueden ser solicitantes de asilo o refugio; sin la necesidad de tener que esperar un turno en una fila en México.
De este grupo particularmente destacan los cubanos, venezolanos y actualmente también ucranianos y hasta afganos.
Nathaniel, un hombre cubano, dice haber transitado desde Sudamérica hasta México con gastos que ascendieron hasta $5000; pero para cruzar el río hasta el estado de Texas no pagó un centavo.
«En Tapachula, Guerrero (frontera con Guatemala), me apresaron y al salir un coyote me estafó y me dejó botado», relató.
Tuvo que caminar por el estado de Guerrero, recorrer México a su suerte y al llegar a la frontera de Ciudad Acuña en el estado de Coahuila; simplemente caminó «llegué yo solo, me entregué a una patrulla (en el lado de Texas)», relata.
En su caso el factor por el cual pudo entregarse a las autoridades y no hacer cruces con coyotes que lo ocultaran, se debió a que tomó una ruta muy conocida por cubanos y venezolanos en la cual los migrantes se entregan y obedecen.
En estos casos las autoridades reconocen que Cuba y Venezuela son países en dictadura con problemas diplomáticos con Estados Unidos. Mientras en casos de afganos, ucranianos e incluso rusos; el estado de guerra o persecución brinda un supuesto creíble para dejar que los migrantes puedan presentar sus argumentos para asilo o refugio humanitario.
México a principios del año 2022 estableció una visa para los venezolanos debido a que más del 60% de estos no retornaban a su país.
No obstante, según datos de Migración Panamá de 8 mil personas que cruzaron el peligroso Tapón del Darién -entre ese país y Colombia- en enero, 2 mil 500 eran venezolanos.
En otras palabras, este grupo poblacional solamente sigue abandonando su país, pero de modos más precarios.
En el caso de estos desplazados (categoría en la que encajan según la ONU, porque la realidad de sus países lo demuestra) la ruta juega el papel clave en los costes de su viaje.
No obstante, el modo de entrar «expedito» sin necesidad de hacer una fila no implica mayores facilidades en Estados Unidos. Nathaniel y otros migrantes aseguran que mientras su proceso legal llega no tienen permiso para trabajar.
Rutas y «contactos»
Los coyotes en ningún caso trabajan solos, siempre tienen un equipo y «aliados». Esto hace que el migrante pase por una cadena de manos en las cuales a veces tiene que desembolsar dinero en el momento o pagar todo como un «servicio completo».
Durante el último trimestre del 2021, el costo promedio para cruzar desde México hasta Texas, estuvo en $825, según números de cuatro coyotes y dos inmigrantes que atravesaron la zona.
Al consultarse a tres coyotes, a mediados de abril del 2022, el precio del cruce por Ciudad Acuña hasta Del Río, Texas, promedió $1066.
Por su parte, un par de «coyotes» o «polleros» -como suele decirse en México-, uno de origen venezolano y otro mexicano, aseguraron que para este año han tenido que cambiar su ruta y hacer cruces por Mexicali, estado de Baja California.
Para llegar a este estado fronterizo -en el cual el cruce se hace por medio de caminos desérticos- el migrante puede llegar a la región por su propia cuenta, o puede tomar un vuelo desde Ciudad de México; en el cual debe primeramente enviar al traficante una fotografía de cómo está vestido para que estos avisen a sus «contactos» de migración en Mexicali (aunque también puede suceder en el aeropuerto de Monterrey, estado de Nuevo León).
En este procedimiento, recomiendan tener $100 en efectivo para pagar en el aeropuerto. Uno señaló que el billete verde debería introducirse dentro de los pasaportes para que lo tome el funcionario de migración «y no se note», dijo.
Algunos migrantes consultados aseguran que este proceso es una estafa, debido a que los supuestos contactos muchas veces no existen; y simplemente lo ven como un modo de quitarle más dinero al viajero cuando ya sale del aeropuerto.
Ya en la ciudad fronteriza con California los coyotes dicen que resguardarán y cruzarán a la persona por el precio de $800, unos $200 menos que en Coahuila.
Este cambio de ruta hacia el oeste, alegan los polleros, se debe a la fuerte presencia de funcionarios policiales mexicanos en la frontera con Texas, especialmente en los estados de Coahuila y Tamaulipas.
Un factor que encarece el tránsito por México, alegan tanto coyotes como migrantes; es el pago de coimas a funcionarios mexicanos para que les dejen transitar hasta la frontera.
Esos pagos pueden variar dependiendo del sitio donde se apuestan, pero mientras más cerca se esté de la frontera de Estados Unidos es más común que ello suceda.
Otro tema que complica los traslados de migrantes -y los hace depender de los coyotes- es que muchas líneas de transporte legales no permiten el abordaje de extranjeros.
Los pagos de estos traslados están normalmente dentro de los paquetes completos que ofrecen los coyotes que atraviesan México.
Un coyote afirmó que su ruta de acceso por California es «segura» porque paga a los cárteles de la zona para evitar inconvenientes. Ello también se suma a los costes.
En cualquier caso, los factores son variados y poco claros como todos los contactos y modos de actuar que están atrás quiénes trasladan a los migrantes. Alcanzar los Estados Unidos tiene un precio indescifrable.