El estafador de Venezuela: Un falso jeque árabe en 1982 buscó empresarios venezolanos

El estafador de Tinder y Anna Sorokin se quedaron cortos, porque hace casi 40 años en el país sucedió algo que dejó en ridículo a los empresarios más importantes de la época. Es la historia de Alá Al Tamani, un estafador que fue capaz de engañar a los principales empresarios de Venezuela haciéndose pasar por jeque árabe.

El año 1982 se convirtió en uno de los más lamentables en el ámbito económico para Venezuela, debido a los bajos costos del petróleo, un Bolívar devaluado y que también sufrió una de las mayores estafas en la historia del continente para dicha época.

La gran estafa de Venezuela

El jeque árabe había llegado al país con un jet privado, ya sus secuaces habían preparado el terreno en el país. Habían esparcido rumores y demás informaciones para que llegaran a los oídos de los grandes empresarios venezolanos de la época.

Un hombre vestido de negro y con porte elegante, con una insignia que lo acreditaba como empleado de Cancillería, fue suficiente para que nadie estuviera pidiendo documentos.

En medio de esta circunstancia, el empresario Juan Manuel Mezquita, propietario de minas de oro Guayana, logra una reunión con un supuesto jeque árabe que estaba interesado en invertir 500 millones de dólares en la zona del Caribe.

Mezquita conoció sobre la existencia del jeque en un viaje a Curazao, cuando recibió la información por parte del gremio hotelero, específicamente del gerente del Hotel Hilton en ese momento.

La estafa no hubiera funcionado si no hubieran conocido antes, en Curazao, al empresario venezolano Juan Manuel Mezquita. Que luego de tener una leve conversación con él en una suite del hotel Hilton, le había regalado 3 frascos con pepitas de oro y había puesto su jet privado a disposición para que el Jeque viajara a Venezuela.

Jeque árabe: Hombre llegó a Venezuela con 25 mujeres

Este hombre era misterioso y llamaba demasiado la atención, pues llegó con carros y mujeres, 12 de ellas supuestas esposas. Muchos empresarios habrían planeado casar a sus hijas con el gran jeque árabe.

El hecho despertó el interés de todos los empresarios de categoría del país, quienes hicieron lo posible para conocer al “jeque millonario”. Al-Tamini se hospedó en Hotel Tamanaco y abrió dos cuentas bancarias, una en el Banco del Caribe por 300.000 bolívares y otra en el Banco Royal Venezolano por 60.000 dólares.

El jeque árabe anduvo por varios lugares de Caracas, hizo fiestas y se aprovechó del lento proceso para rectificar los cheques. Estas fiestas las hizo con el fin de generar alianzas con empresarios. Bebía, bailaba y mientras hacía pagos con cheques falsos.

Se robó al menos 20 millones de dólares

Al conversar con todos los propietarios de compañías, este excéntrico inversor ofreció 100 millones de dólares de su cuenta personal para un negocio en Venezuela, por lo que logró recoger 10 millones de dólares de los empresarios caraqueños para participar del negocio y sus ganancias.

El 25 de agosto de 1982 realizó su última fiesta para seguir recaudando grandes sumas de dinero, Sin embargo, en horas de la madrugada se despidió de los invitados y se fue a dormir. Esta fue la última vez que lo vieron.

Al día siguiente, ya en las agencias bancarias, se dieron cuenta del engaño, pero cuando fueron al hotel a reclamar la situación, ya Alá Al-Tamani se había ido del lugar.

Fue el escándalo más sonoro de los años 80. Involucró a reconocidos banqueros, empresarios, joyeros y diseñadores. Pero pocos admitieron haber sido víctimas del engaño y prefirieron pasar desapercibidos.

Se estima que el jeque recogió cerca de 20 millones de dólares durante su pasantía por Caracas. Solamente el Hotel Tamanaco perdió 400.000 bolívares por consumo de Al-Tamini. Además de los millones perdidos por los inversionistas. Sin embargo, no muchos denunciaron la estafa por “vergüenza”.

El caso quedó a cargo en ese entonces de la Policía Técnica Judicial (PTJ) y de su director Fermín Mármol León; quien viajó hasta la ciudad de Miami; Estados Unidos, para buscar al delincuente, pero nunca encontraron rastro de su existencia, dejando el caso sin resolver.